Bucle

Un algo, un no se sabe todavía qué, obstaculiza el paso del aire. La monotonía de los latidos se quiebra y lo que hasta hace un momento era huesos y carne, de pronto se convierte en arena. Y no es arena lo que sostiene un cuerpo. Viene entonces esa sensación de breve muerte, que se deja seguir por el mareo, las gotas frías que llenan las manos y la frente. Después la palidez, y el recuerdo punzante en la cabeza, cuando todo parece retornar a su cauce. 

Y otra vez no hay aire, ni huesos, ni carne. Solo arena.

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